MODELOS DE MANTENIMIENTO
Cada uno de los modelos
que se exponen a continuación incluyen varios de los tipos anteriores de
mantenimiento, en la proporción que se indica. Además, todos ellos incluyen dos
actividades: inspecciones visuales y lubricación. Esto es así porque está demostrado
que la realización de estas dos tareas en cualquier equipo es rentable. Incluso
en el modelo más sencillo (Modelo Correctivo), en el que prácticamente
abandonamos el equipo a su suerte y no nos ocupamos de él hasta que nos se
produce una avería, es conveniente observarlo al menos una vez al mes, y
lubricarlo con productos adecuados a sus características. Las inspecciones
visuales prácticamente no cuestan dinero (estas inspecciones estarán incluidas
en unas gamas en las que tendremos que observar otros equipos cercanos, por lo
que no significará que tengamos que destinar recursos expresamente para esa
función). Esta inspección nos permitirá detectar averías de manera precoz, y su
resolución generalmente será más barata cuanto antes detectemos el problema. La
lubricación siempre es rentable. Aunque sí representa un coste (lubricante y la
mano de obra de aplicarlo), en general es tan bajo que está sobradamente
justificado, ya que una avería por una falta de lubricación implicará siempre
un gasto mayor que la aplicación del lubricante correspondiente.
Hecha esta
puntualización, podemos definir ya los diversos modelos de mantenimiento
posibles.
A. Modelo Correctivo
Este modelo es el más
básico, e incluye, además de las inspecciones visuales y la lubricación mencionadas
anteriormente, la reparación de averías que surjan. Es aplicable, como veremos,
a equipos con el más bajo nivel de criticidad, cuyas averías no suponen ningún
problema, ni económico ni técnico. En este tipo de equipos no es rentable
dedicar mayores recursos ni esfuerzos.
B. Modelo Condicional
Incluye las actividades
del modelo anterior, y además, la realización de una serie de pruebas o
ensayos, que condicionarán una actuación posterior. Si tras las pruebas
descubrimos una anomalía, programaremos una intervención; si por el contrario,
todo es correcto, no actuaremos sobre el equipo.
Este modelo de
mantenimiento es válido en aquellos equipos de poco uso, o equipos que a pesar
de ser importantes en el sistema productivo su probabilidad de fallo es baja.
C. Modelo Sistemático
Este modelo incluye un
conjunto de tareas que realizaremos sin importarnos cual es la condición del
equipo; realizaremos, además, algunas mediciones y pruebas para decidir si
realizamos otras tareas de mayor envergadura; y por ultimo, resolveremos las
averías que surjan. Es un modelo de gran aplicación en equipos de
disponibilidad media, de cierta importancia en el sistema productivo y cuyas
averías causan algunos trastornos. Es importante señalar que un equipo sujeto a
un modelo de mantenimiento sistemático no tiene por qué tener todas sus tareas
con una periodicidad fija. Simplemente, un equipo con este modelo de
mantenimiento puede tener tareas sistemáticas, que se realicen sin importar el
tiempo que lleva funcionando o el estado de los elementos sobre los que se
trabaja. Es la principal diferencia con los dos modelos anteriores, en los que
para realizar una tarea debe presentarse algún síntoma de fallo.
Un ejemplo de equipo
sujeto a este modelo de mantenimiento es un reactor discontinuo, en el que las
materias que deben reaccionar se introducen de una sola vez, tiene lugar la
reacción, y posteriormente se extrae el producto de la reacción, antes de
realizar una nueva carga. Independientemente de que este reactor esté duplicado
o no, cuando está en operación debe ser fiable, por lo que se justifica
realizar una serie de tareas con independencia de que hayan presentado algún
síntoma de fallo.
D. Modelo de
Mantenimiento de Alta Disponibilidad
Es el modelo más
exigente y exhaustivo de todos. Se aplica en aquellos equipos que bajo ningún
concepto pueden sufrir una avería o un mal funcionamiento. Son equipos a los
que se exige, además, unos niveles de disponibilidad altísimos, por encima del
90%. La razón de un nivel tan alto de disponibilidad es en general el alto
coste en producción que tiene una avería. Con una exigencia tan alta, no hay
tiempo para el mantenimiento que requiera parada del equipo (correctivo,
preventivo sistemático). Para mantener estos equipos es necesario emplear técnicas
de mantenimiento predictivo, que nos permitan conocer el estado del equipo con
él en marcha, y a paradas programadas, que supondrán una revisión general
completa, con una frecuencia generalmente anual o superior. En esta revisión se
sustituyen, en general, todas aquellas piezas sometidas a desgaste o con
probabilidad de fallo a lo largo del año (piezas con una vida inferior a dos
años). Estas revisiones se preparan con gran antelación, y no tiene porqué ser
exactamente iguales año tras año.
Como quiera que en este
modelo no se incluye el mantenimiento correctivo, es decir, el objetivo que se
busca en este equipo es CERO AVERÍAS, en general no hay tiempo para subsanar
convenientemente las incidencias que ocurren, siendo conveniente en muchos
casos realizar reparaciones rápidas provisionales que permitan mantener el
equipo en marcha hasta la próxima revisión general. Por tanto, la Puesta a Cero
anual debe incluir la resolución de todas aquellas reparaciones provisionales
que hayan tenido que efectuarse a lo largo del año.
Algunos ejemplos de este
modelo de mantenimiento pueden ser los siguientes:
·
Turbinas de producción de energía eléctrica.
·
Hornos de elevada temperatura, en los que una intervención
supone enfriar y volver a calentar el horno, con el consiguiente gasto
energético y con las pérdidas de producción que trae asociado.
·
Equipos rotativos que trabajan de forma continua.
·
Depósitos reactores o tanques de reacción no duplicados, que
sean la base de la producción y que deban mantenerse en funcionamiento el
máximo número de horas posible
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